Creo sinceramente que a estas alturas todas las empresas tienen claro la importancia de los datos para mejorar su toma de decisiones, y por lo tanto tener un impacto positivo a su negocio.
Aun así, lo que sí veo es que a veces el foco se pone mayoritariamente en la parte final del proceso, en el uso de estos datos, en el entregable, olvidándonos un poco del ingrediente principal: el dato (¡y el metadato!).
Es decir, tengo la sensación que la atención se suele focalizar demasiado en el uso de los datos y no tanto en su gestión.
Una buena decisión basada en malos datos es una mala decisión. Esto es necesario que todo el mundo lo tenga claro. Primero debemos focalizarnos en el “Por qué”, después en el “Qué” y finalmente en el “Cómo”, en este orden.